La familia es el primer círculo social donde vive el ser humano, se da de forma natural y es parte fundamental en nuestro crecimiento, ahí se aprender a interactuar con otros, gran parte del lenguaje se adquiere a partir de dicha interacción, para muchas personas en su familia encuentran el vínculo de amor más fuerte e indestructible que han de conocer y experimentar.
Actualmente podemos encontrar diversas familias, desde la clásica (mamá, papá e hijos) hasta familias con hijos adoptivos, familias con padres divorciados, etc. Y justamente en este artículo nos enfocaremos en esta última.
Hace 15 años era raro encontrar una familia de padres divorciados; quienes tomaban dicha decisión eran señalados por la sociedad y constantemente cuestionados por las razones de dicha medida.
En la actualidad más del 60% de los niños que llegan a consulta psicológica, son hijos de padres divorciados. El número de parejas de decide divorciarse ha ido en aumento en los últimos años. Muchos de los cuales han durado pocos años de matrimonio, las causas pueden ser múltiples como en años anteriores, pero ¿ha decreciendo nuestra capacidad de tolerancia?, ¿vemos el divorcio como una salida fácil? ¿Los vínculos que formamos con nuestras parejas ya no son tan fuertes? ¿Ahora somos capaces de decidir si queremos o no estar con alguien?
Razones pueden existir como parejas en el mundo, sin embargo; es importante cuestionarnos el porqué del crecimiento de la tasa de divorcios en la actualidad, y como esto afecta a la en la vida de cada uno de los miembros de la familia.
Ante la decisión del divorcio surge un nuevo estilo de vida dentro de la familia, desde lo legal hasta lo afectivo, los cambios afectivos repercuten en padres e hijos, surgen sentimientos de culpa, enojo, tristeza y confusión sobre lo que vendrá después. Sin embargo; este proceso tiene menores repercusiones psicológicas si se logra mantener los vínculos de comunicación abiertos, si los roles de cada miembros de la familia quedan bien establecidos y no se reparten a los hijos obligaciones o culpas que no les corresponden, así como buscar mantener una relación cordial entre los padres. Pero lo más importante es poder transmitir a los hijos que el amor por ellos persistirá a pesar de los cambios que el divorcio ha de traer consigo.
El amor por los hijos es el lazo que mantiene unidos de por vida a los padres divorciados, tal vez ahora de una manera indirecta, pero la tarea de estos papás con sus hijos consiste en: siempre reforzarles a los hijos que su amor por ellos no cambia y ni se rompe con un divorcio, que siempre estarán para apoyarlos cuando los necesiten, no involucrarlos en los problemas de pareja y recordarles que aunque sus padres no estén juntos, continúan siendo una familia que le pude brindar seguridad, protección, apoyo y amor.
La unión de la familia no se mide por el número de miembros, sino por la unión que hay en ellos.
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